miércoles, 8 de septiembre de 2010

La arquitectura en el siglo XIX


Casa representativa con los balcones de la época

La ciudad de Lima no sufrió grandes cambios desde fines de la Colonia hasta la década del cincuenta. Las casas que se poblaban seguían siendo de adobe y podían tener hasta dos pisos. Las más importantes poseían un establo para los caballos y mulas, además de balcones de madera. Según Casalino, “la escenificación era algo así: Del zaguán se ingresaba al primer patio, que estaba rodeado por sus cuatro costados de habitaciones. En el segundo patio solía haber jardín o huerta que se comunicaba con la cocina y el corral.”[1]
Básicamente, durante el siglo XIX, las casas se construyeron bajo los cánones del neoclasicismo y del estilo imperio, imponiéndose el uso de ventanas de guillotina. Los balcones le confirieron a Lima una personalidad propia, ya que en ninguna ciudad americana existieron tantos balcones como en la capital del durante el siglo XIX.
Algunas transformaciones importantes se suscitaron cuando en 1834 el gobierno firmó un contrato con Tomás Gil para la colocación de una cañería de fierro colado, desde la caja de Santo Tomás hasta la pila de la plaza de Armas, con capacidad para dar agua a todas las pilas de las calles por donde debía pasar.[2] Esta cañería reemplazó a la anterior, construida de barro, y debía tener respiraderos en diferentes lugares, para poder regar las calles con facilidad. Ello benefició enormemente a toda la ciudad.


En esta época también se inaugura el alumbrado público de gas. El presidente Castilla prendió fuego al primer farol de gas que se había instalado en el balcón de Palacio de Gobierno y provocó que el público asistente rompiera en vítores, que fueron incrementándose conforme se fueron prendiendo las demás luces de la plaza de Armas. En 1855 Lima contó con 500 luces de gas.[3]
Simultáneamente, en el siglo XIX, se perdió la capacidad de interpretar en forma creadora las influencias externas, restringiéndose paulatinamente el margen de originalidad de la arquitectura y del arte en general. En 1866 entrará en vigencia un Reglamento de Policía Municipal que es, sin duda, un fiel reflejo documental de este período, pues establece las reglas sobre arquitectura, salubridad pública, comodidad y aseo, mercado, aguas, artesanos, jornaleros, sirvientes, toques de campana, funerales, policía de campo, etc.

Así también, el período de gobierno de José Balta se introdujo la arquitectura metálica, lo cual significó la introducción de la arquitectura metálica importada de Francia. Se deben mencionar, con mucha importancia, el puente sobre el Rímac, el cual lleva su nombre, la catedral de Tacna y la aduana de Paita. [4]
Al mismo tiempo, en esta segunda parte del siglo, los modelos arquitectónicos cambiaron en la sociedad limeña. Por ejemplo, durante la década de 1870 – 1880, se comenzó a dejar de lado las formas tradicionales en la arquitectura de las casas de los estratos altos de la sociedad. [5] En las refacciones, ampliaciones y construcciones nuevas posteriores a la Guerra del Pacífico se nota la aparición de varias novedades, como el abandono del balcón cerrado o “de cajón” por los balcones abiertos.

A pesar de que para este segundo período Lima ya era una ciudad materialmente moderna, esto no fue óbice para que se sufriera momentos de evidente retroceso, como los sucesos y descontroles provocados por la turba en la rebelión de los hermanos Gutiérrez, donde se experimentó situaciones vividas durante la Colonia, cuando se quemaban a los condenados por la Inquisición. Entre las últimas medidas que se toman y que también reflejan la vida moderna en la ciudad está el derribo de las murallas de la ciudad, con el objeto de comenzar la urbanización de las zonas ubicadas entre Lima y Callao y entre Lima y Chorrillos. Se debe incluir también la construcción de la carretera Lima-Callao, la inauguración del puente nuevo sobre el Rímac y las medidas tomadas para aumentar su caudal, así como la construcción del barrio de La Victoria y, finalmente, la instalación de las cañerías de fierro para canalizar el desagüe de la ciudad. Algunas de estas se mencionaron anteriormente. Cabe destacar también, que en 1866 se emprendió la construcción del Hospital Dos de Mayo, lo cual revolucionaria la arquitectura hospitalaria peruana, y al mismo tiempo, la culminación del clasicismo limeño.[6]


Como conclusión, se puede decir que el siglo XIX, en Lima, fue un punto central, pues se implementaron y construyeron infraestructuras importantes necesarias, para los ciudadanos, que hasta el día de hoy perduran. También, se debe destacar la arquitectura metálica, que marcó la modernidad de aquella  época.



[1] Cfr. Casalino 2002
[2] Cfr. Duany 2010
[3] Cfr. Velezmoro 1998
[4] Cfr. Vargas 1984: 333 
[5] Cfr. Mejía 1981: 86
[6] Cfr. EDUCARED 2010








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